domingo, 21 de marzo de 2010

Reflexiones de un domingo en la capi


Es increíble como muchas veces mi profesión o mi género pueden llevarme a un conflicto, en el que la pregunta constante es: soy psicóloga o soy mujer.


Mi entorno normalmente asocia mi carrera a mi forma de comportarme, con comentarios del tipo como vas a padecer ansiedad si la tienes dominada o como vas a estar tú deprimida… tal vez simplemente no recuerden que no puedo llevar el peso de los demás y por demasía curarme a mí misma, de esta forma olvidan muchas veces que ante todo soy Carolina, una mujer con sus sentimientos y circunstancias.


La verdad es que si se mira desde una perspectiva meramente objetiva poseo todas las habilidades y estrategias para salir adelante pero también es cierto que para mi i es mucho más fácil ayudar a otra mujer que a mí misma.


El mundo de las emociones es muy complicado, la objetividad queda mermada por la subjetividad de forma que yo pierdo el estereotipo y me convierto en una mujer más, con mis inseguridades y miedos necesitando también de una visión más objetiva que me ayude a caminar…


Ser psicóloga no me hace mejor mujer y sobretodo todo no me hace inmune a sufrir el día a día como cualquier mujer de a pie…


Puede que ser mujer tampoco me haga ser mejor psicóloga, porque al fin y al cabo de que sirven todas las técnicas del mundo si cuando el problema se presenta ante mí no encuentro el orden para aplicarlas…


Después de darle tantas vueltas como toda mujer o como toda psicóloga soy un ser humano y me gustaría señalarlo como mi punto de partida, aceptando que tener la sabiduría puede facilitar el camino pero no me hace mejor mujer, porque como todos una vez que tengo un problema necesito ayuda, y no por ello soy cobarde sino valiente al afirmar que yo no lo puedo todo.


¿Nuestra profesión determina que tipo de personas somos o simplemente es una característica de nuestra vida como nuestros sentimientos, emociones o pensamientos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario